El Presidente Barack Obama sorprendió a todo el mundo con la
llamada telefónica a Raúl Castro en la que acordaron restablecer las relaciones
diplomáticas entre ambos países. Resultó un baño de agua fría en pleno invierno
para los republicanos y también para los anti-imperialistas de América Latina.
Algunos se quedarán sin discurso. Ya no le podrán echar todas las culpas a
Washington, especialmente si el jefe del comunismo y el populismo de izquierda
se queda callado, luego de la llamada de Obama, para esperar que luego de
establecidas las relaciones, también se levante el bloqueo económico.
Habrá silencio y prudencia, mientras se negocian condiciones. Ya
la gerontocracia cubana no aguanta más. No tiene sustitutos. Ellos mismos se
han encargado de descabezar a los jóvenes que podían sustituirlos. En otras
palabras, la revolución muere junto con los Castro. Sin embargo, Obama les tiró
un salvavidas, del que no se desprenderán los Castro. Fue como un regalo de
Navidad. De hecho, Raúl Castro dijo “Debemos aprender el arte de convivir de
forma civilizada con nuestras diferencias”
Mensaje a maduro y a sus radicales. ¿Ahora le echarán la culpa a
Putin? O a los fenómenos atmosféricos?
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