Los
reclamos de poseedores de tarjetas de créditos clonadas ante los bancos
aumentan en períodos de navidad, debido al mayor consumo y al uso más extensivo
del plástico, dado el mayor nivel de liquidez en el mercado producto del cobro
de utilidades y aguinaldos. También se reportan sustracciones o cargo de dinero
en el exterior, en las tarjetas de crédito, sin que la persona haya viajado al
país en que se registra la operación. Las nuevas tecnologías han sido
aprovechadas por la delincuencia organizada para sustraer los haberes de los depositantes
mediante diferentes métodos, tanto de hardware como de software y el fraude se
ha globalizado.
A tal efecto, están utilizando una herramienta
denominada “skimmer” para clonar tarjetas, que incluso son adquiridas
libremente por internet, con precios de 100 dólares aproximadamente, que
permiten almacenar hasta 20 claves de tarjetas, con dos modalidades, portátil
(usada por empleados o comerciantes de
tiendas que ganan una comisión por cada tarjeta clonada) y otra que se aplica en los cajeros
automáticos.
El skimmer portátil permite que en pocos segundos
el personal que cobra en los negocios pase el plástico por la ranura del
dispositivo sin que el cliente lo perciba, en un pequeño descuido, considerando
las reducidas dimensiones del artefacto.
Puede suceder en cualquier tipo de negocios,
grandes o pequeños. Los involucrados en ese procedimiento venden la información
contenida en la memoria anexada al skimmer a otras organizaciones criminales
que luego la cargan a los plásticos y la usan en telecajeros y en compras,
tanto en los países en dónde se efectúa la clonación como en el exterior. Se
estima que hay organizaciones internacionales que a su vez operan con esas
tarjetas en el exterior, de allí que las autoridades de aduana hayan detenido a
pasajeros en aeropuertos con cientos de tarjetas de crédito.
El otro mecanismo fraudulento es utilizado en
cajeros automáticos. Instalan el skimmer, luego de medir y seleccionar el
dispensador, con una entrada falsa, que simula a la original, atrapan la
tarjeta y una micro cámara graba la clave secreta.
Los especialistas policiales
informan que los datos sustraídos son pasados al programa "Exeba"
que permite traspasar toda la información a la tarjeta que tenga banda
magnética y ahora también con chip. Proceden rápidamente a sacar dinero de las
cuentas, antes que la víctima sepa que está siendo desvalijado. Porque hoy los
bancos envían automáticamente a los dispositivos móviles (celulares) de los clientes, avisos de las operaciones realizadas
en sus cuentas. Sin embargo, transcurre un tiempo precioso para los
delincuentes antes que dicha tarjeta sea bloqueada.
Las personas detenidas en varios países de
América Latina, según informes policiales especializados en fraude, son de diferentes nacionalidades, no
solamente de América Latina sino de Europa y de países del este. Estas bandas
operan con mayor facilidad en países en los que no existe legislación para
penalizar este tipo de fraude o cuyas penas son menores, de 2 meses hasta 3
años de presidio y también en los que las tecnologías de seguridad no han sido
actualizadas.
También informan los agentes de seguridad de los
bancos que la colocación de skimmer en telecajeros ocurre principalmente luego
de las 8 de la noche hasta las 5 de la mañana en zonas céntricas o en
periferias de ciudades.
Los cuidados y prevenciones
Para prevenir
a los tarjetahabientes, en la web
aparecen algunos mecanismos utilizados por los delincuentes y también se hacen
recomendaciones a los usuarios. Hay varios métodos que utilizan los
delincuentes para estafar a las personas
que operan tarjetas. En primer lugar está el denominado "cambiazo", en el que alguna persona se ofrece a ayudar a un
tercero que tiene problemas para retirar efectivo en los telecajeros, bien sea
porque colocaron algún dispositivo previo que impide el despacho de billetes y
copia la clave, o distrayendo a la
víctima con algún truco o artilugio en el que le cambian la tarjeta.
También se utiliza el tapón o trabador, una pieza
instalada rápidamente en la parte interna
del dispensador para impedir la salida del dinero. El cliente realiza toda la
operación, pero al no ver salir los billetes se retira, creyendo que el
telecajero presenta una falla o no tiene disponibilidad de dinero en el
momento, lo que aprovechan los delincuentes para apropiarse del botín, al retirar el bloqueador.
Hay otro método utilizado que impide retirar la tarjeta, aunque los actuales
modelos de cajeros ya no se “tragan” la tarjeta y permanece a la vista, lo que
inutiliza en parte ese procedimiento. Sin embargo los estafadores utilizan
también un dispositivo que aplican en la ranura de ingreso de la tarjeta que
capta la información, registra la clave con micro cámara y clona la tarjeta.
Las autoridades recomiendan tapar con una mano el teclado en el que se
introducen los datos y la clave, para que, de existir una cámara, no logre
grabar esa información y que el que vaya a ingresar al telecajero solicite a
los clientes, que esperan su turno, a mantener una distancia prudente. En algunas
áreas de telecajeros hay una marca amarilla en el piso, para que la persona
espere su turno en ese límite.
Por su parte, en relación al uso de los sitios web a
través de computadoras, hay virus y software
desarrollados para crear páginas falsas
de bancos que captan todos los datos de la cuenta del cliente y también operan
para desviar transferencias a otras cuentas.
Por ello las instituciones bancarias advierten sobre la necesidad de
acceder directamente al banco a través de su dirección oficial, observando que
efectivamente sea de su institución y tenga los protocolos de seguridad y nunca
hacerlo a través de otras direcciones que aparecen en el menú de la web que simulan portales de
bancos.
Los bancos permanentemente están creando nuevas actualizaciones en sus
mecanismos de seguridad, entre ellos las claves y autorizaciones específicas para
realizar transacciones y transferencias. Recomiendan que las operaciones no se
efectúen en sitios públicos como cibercafé ni usando móviles o laptops
conectadas a wifi de terceros y dicen que es preferible hacerlo desde su hogar
Las bandas y sus organizaciones
Al igual que el robo de celulares y el de vehículos,
existe toda una organización que opera en los hechos delictivos que ocurren con
tarjetas de crédito y débito y a través de Internet: desde empleados de tiendas
o bancarios, que cobran sus comisiones por su complicidad, los programadores de
tecnología y de equipos, los que extraen la información, los que proveen
tarjetas vírgenes hasta los jefes que
controlan todo el circuito y obtienen el dinero, que a su vez también tienen
conexiones internacionales.
Por ejemplo, algunos tarjetahabientes descubren que
le han sustraído dinero de su cuenta desde terceros países que nunca han
visitado o han hecho operaciones de compras en tiendas remotas en el mudo. En
el caso venezolano, debido al control de cambio, existen los límites
establecidos por Cencoex (anteriormente Cadivi) que restringen el monto a
utilizar, sin embargo esto no ha sido un impedimento para que también sus
tarjetas clonadas sean utilizadas en cajeros en el exterior o en compras.
Al
hacer las reclamaciones y demostrar que posee la tarjeta en sus manos, y su
pasaporte, que avala que no viajó al país donde se realizó la transacción en
esa fecha, en el mejor de los casos el banco anula lo sustraído en su cuenta,
pero es más complicado que Cencoex le devuelva el cupo viajero. La serie de
trámites que se deben realizar en Venezuela para obtener el cupo en divisas
permite que la información sea manejada por diversos organismos y personas, lo
que disminuye la seguridad y aumenta la exposición al fraude.
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