viernes, 26 de diciembre de 2014

Cambios navideños en el gabinete de Maduro

El otrora poderoso ex ministro de Energía y ex Presidente de Pdvsa, Rafael Ramírez, ha estado perdiendo peso en el gobierno del Presidente Maduro. Con el anuncio hecho hoy por el primer mandatario, se va para Nueva York, como embajador ante la ONU y representante ante el Consejo de Seguridad, cargo que es más decorativo ya que no tiene poder de veto en esa instancia, que no sea mediático. Sustituye a Samuel Moncada, a quién le darán algún otro cargo. Ramírez fue uno de los hombres claves del gabinete de Hugo Rafael Chávez Frías, quién dejó en sus manos la política petrolera y el manejo de Pdvsa, la máquina para fabricar divisas, (que provee el 96% de los ingresos externos del país) en momentos críticos para el gobierno y luego también en las vacas gordas y las negociaciones internacionales. 

 Ahora termina sustituyendo, luego de ser Canciller por algunas semanas,  a un funcionario de tercera categoría, en este gobierno, como es Moncada.  De hecho ha perdido peso, no solamente por la desaparición de Chávez sino también de alguna forma por el “reacomodo” de fuerzas cercanas a Miraflores, luego de la salida de Giordani y su equipo, aunque Ramírez “nadaba en sus propias aguas”. 

Según comentan en círculos allegados a Ramírez, la situación económica que se destapó al fallecer “el comandante eterno”, aunada a la caída vertiginosa del precio del petróleo, creó diferencias en la forma de proceder en lo sucesivo. Había, y hay, diferencias de criterios. Algunos hablaban de apretarse el cinturón, de reducir o eliminar los subsidios a Petrocaribe, Alba y Mercosur, para obtener mayores ingresos cash que lograran equilibrar la balanza de pagos, de aumentar el precio de la gasolina, por lo menos para cubrir costos, ir a una unificación cambiaria, sincerando los ingresos y su distribución, y estimular una política de producción nacional. 

Otros grupos, le susurran a Maduro que  es “una crisis de precios del petróleo, temporal” y que hay que mantener las “políticas trazadas por Chávez”, aún cuando el panorama geopolítico y económico mundial haya cambiado en pocos años. 

Claro, algunas de esas sugerencias vienen de personas y grupos que se han enriquecido en estos 15 años de gobierno, especialmente luego de instaurar el control de cambio, en los que han hecho “negocios groseros”, para decirlo en términos de salón, y de algunos grupos “más ingenuos” y más “ideológicos” que quisieran mantener los principios del marxismo, aplicados a Venezuela.

La desaparición de Chávez, salvando las distancias, y solamente en términos políticos, produjo lo mismo que le ocurrió a Josip Broz “Tito”, en Yugoslavia, que mantenía unido a ese país a través de un esquema comunista  en el que, de alguna forma, especialmente la ideología y la represión,  tenía unidos diferentes criterios, razas, culturas, áreas geográficas y diferencias religiosas.

 Chávez, mantenía unido al poder militar y luego a un “chiripero” de partidos de izquierda e incluso a “personalidades” claves, que le servían para su proyecto, a punta de cargos, dinero y de promesas. Claro, mantenía sus aparatos de inteligencia bien “aceitados”, y recibía informes de inteligencia de diferentes fuentes y canales, incluyendo especialmente al G-2 cubano, que mantenía y mantiene infiltrados a los militantes y militares de su propio gobierno y tendencias, con sus expedientes convenientemente clasificados, como hacía la Stasi (Staatssicherheit) de la RDA.

 De hecho, si cualquier tendencia o grupo trataba o trata de “saltar la talanquera”, le llega la amenaza, y si todavía no desistía de sus intenciones “separatistas”, la “justicia” cae sobre él. Fue, ente otros, lo que le cayó a su compadre Baduel, todavía preso.

Pero, regresando al tema. Los que, a pesar de sus diferencias, convenían en aceptar “los mandatos del gobierno revolucionario”, en cualquier puesto que los colocaran, eran premiados con la continuidad de un sueldo, aunque fuera menor, y con la opción de regresar “mañana”, a otro cargo superior, luego de cumplir con la “consistencia de la revolución”. 

 Eso significa cierta amplitud con el gobierno de Mao Tse Tung, (o Mao Zedong, como prefieran) que simplemente los eliminaba o como el Soviet, que si nos los mataba los enviaba a Siberia, o como Fidel y el “ché Guevara” que colocaban a los opositores contra el paredón y los fusilaban, por cualquier mínima diferencia o sospecha. Y como también ocurrió con las dictaduras de derecha en América Latina, especialmente en Chile (Pinochet) y Argentina., entre otros regímenes, en los que “desaparecieron” y también fusilaron a miles de opositores. Así, que la “disidencia” ha sido y es castigada severamente por todos los regímenes dictatoriales (aunque el término régimen, en cierta medida los define).

Aquí la “cosa” es más tropical”, si se quiere más venezolana. No hablo de la oposición, que bastantes muertes han habido, especialmente en el año 1992, cuando Chávez and company dieron el golpe frustrado. Ya nadie reclama esas víctimas.  Ahora hablan de febrero de 2014. Unos estudiantes protestando, que se convirtieron en muchos muertos y detenidos. Hablo del propio poder y de sus allegados, por lo menos en este artículo. 

Así que los personajes de este régimen no desaparecen, se mantienen, a veces es un enroque. Algunos, los que más saben de las corruptelas, se mantienen, los cambian de cargos, o desaparecen por “fenómenos naturales”.  Eso es lo que ocurre con Ramírez. Sabe mucho. No le pueden dar una patada por el rabo como a un perro. Le dan “una vainita”, pero se imaginan que en todos estos años, “él tiene algo ahorrado”.

 Terminamos con Ramírez y empezamos con Delcy Rodríguez, su sucesora, por lo menos en el cargo de Canciller. Delcy nació en Caracas el 29 de abril de 1970.  Su padre, el líder de la marxista Liga Socialista, fue vilmente asesinado en el año 1976. Entonces regía el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez.  Apenas tenía 6 años cuando mataron a su padre. Luego de graduarse de abogada en la UCV, me imagino que sería (que no lo dice su curriculum vitae) alrededor del año 1992 o 93, no se registra mayor actividad en su historia de vida.  Pero su hermano, Jorge Rodríguez, mantenía contactos con la Liga Socialista, en el que militó Nicolás Maduro, aunque lejos de los predios universitarios, cuya exclusividad estaba reservada al Meup (Movimiento Estudiantil  de Unidad Popular). Ese partido se disolvió y terminó integrándose al PSUV.
 
Delcy Rodríguez aparece, de bajo perfil,  como Directora de Asuntos Internacionales del Ministerio de Energía y Minas  en el año 2003. Luego se registra como Vicecanciller  de Relaciones en Europa en el año 2005 y posteriormente ocupa cargos por breve tiempo como Ministra del Despacho de la Presidencia de la República  en 2006 (6 meses) y coordinara de asuntos presidenciales en el 2007.

Chávez, que andaba con una batería que los demás no resistían, la desalojó del cargo.  Posteriormente, en la medida que su hermano Jorge Rodríguez fue escalando en el poder, la designan como Ministra de Comunicaciones, cargo que ocupa desde agosto de 2013 hasta octubre de 2.014.

Ahora es la nueva canciller. Parece que es la primera mujer en Venezuela que ocupa ese cargo. Ella es muy cercana a Cilia Flores, ex Presidenta de la Asamblea Nacional y del Presidente Nicolás Maduro. 

Veremos cómo lo hace en un cargo en el que, aparte de Nicolás Maduro, que lo ocupó, sin tener grado académico ni experiencia  para ello, lo hizo sin mayores problemas, especialmente si consideramos que era Chávez quién manejaba directamente las relaciones internacionales, y los otros eras unos “mandaderos”. Y además, tendrá que competir, en términos históricos, con cancilleres de la talla de Arístides Calvani y otras grandes figuras internacionales, cuyos mandatos colocaron a Venezuela como la mejor diplomacia en América latina, luego de Brasil.








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