El otrora poderoso ex ministro de Energía y ex
Presidente de Pdvsa, Rafael Ramírez, ha estado perdiendo peso en el gobierno
del Presidente Maduro. Con el anuncio hecho hoy por el primer mandatario, se va
para Nueva York, como embajador ante la ONU y representante ante el Consejo de
Seguridad, cargo que es más decorativo ya que no tiene poder de veto en esa
instancia, que no sea mediático. Sustituye a Samuel Moncada, a quién le darán
algún otro cargo. Ramírez fue uno de los hombres claves del gabinete de Hugo
Rafael Chávez Frías, quién dejó en sus manos la política petrolera y el manejo
de Pdvsa, la máquina para fabricar divisas, (que provee el 96% de los ingresos
externos del país) en momentos críticos para el gobierno y luego también en las
vacas gordas y las negociaciones internacionales.
Ahora termina sustituyendo, luego de ser
Canciller por algunas semanas, a un
funcionario de tercera categoría, en este gobierno, como es Moncada. De hecho ha perdido peso, no solamente por la
desaparición de Chávez sino también de alguna forma por el “reacomodo” de
fuerzas cercanas a Miraflores, luego de la salida de Giordani y su equipo,
aunque Ramírez “nadaba en sus propias aguas”.
Según comentan en círculos allegados a Ramírez, la
situación económica que se destapó al fallecer “el comandante eterno”, aunada a
la caída vertiginosa del precio del petróleo, creó diferencias en la forma de
proceder en lo sucesivo. Había, y hay, diferencias de criterios. Algunos
hablaban de apretarse el cinturón, de reducir o eliminar los subsidios a
Petrocaribe, Alba y Mercosur, para obtener mayores ingresos cash que lograran
equilibrar la balanza de pagos, de aumentar el precio de la gasolina, por lo
menos para cubrir costos, ir a una unificación cambiaria, sincerando los
ingresos y su distribución, y estimular una política de producción nacional.
Otros grupos, le susurran a Maduro que es “una crisis de precios del petróleo,
temporal” y que hay que mantener las “políticas trazadas por Chávez”, aún
cuando el panorama geopolítico y económico mundial haya cambiado en pocos años.
Claro, algunas de esas sugerencias vienen de personas y grupos que se han
enriquecido en estos 15 años de gobierno, especialmente luego de instaurar el
control de cambio, en los que han hecho “negocios groseros”, para decirlo en
términos de salón, y de algunos grupos “más ingenuos” y más “ideológicos” que
quisieran mantener los principios del marxismo, aplicados a Venezuela.
La desaparición de Chávez, salvando las distancias, y
solamente en términos políticos, produjo lo mismo que le ocurrió a Josip Broz
“Tito”, en Yugoslavia, que mantenía unido a ese país a través de un esquema
comunista en el que, de alguna forma,
especialmente la ideología y la represión,
tenía unidos diferentes criterios, razas, culturas, áreas geográficas y
diferencias religiosas.
Chávez, mantenía unido al poder militar y luego a un
“chiripero” de partidos de izquierda e incluso a “personalidades” claves, que
le servían para su proyecto, a punta de cargos, dinero y de promesas. Claro,
mantenía sus aparatos de inteligencia bien “aceitados”, y recibía informes de
inteligencia de diferentes fuentes y canales, incluyendo especialmente al G-2
cubano, que mantenía y mantiene infiltrados a los militantes y militares de su
propio gobierno y tendencias, con sus expedientes convenientemente clasificados,
como hacía la Stasi (Staatssicherheit) de la RDA.
De hecho, si cualquier
tendencia o grupo trataba o trata de “saltar la talanquera”, le llega la
amenaza, y si todavía no desistía de sus intenciones “separatistas”, la
“justicia” cae sobre él. Fue, ente otros, lo que le cayó a su compadre Baduel,
todavía preso.
Pero, regresando al tema. Los que, a pesar de sus
diferencias, convenían en aceptar “los mandatos del gobierno revolucionario”,
en cualquier puesto que los colocaran, eran premiados con la continuidad de un
sueldo, aunque fuera menor, y con la opción de regresar “mañana”, a otro cargo
superior, luego de cumplir con la “consistencia de la revolución”.
Eso significa cierta amplitud con el gobierno
de Mao Tse Tung, (o Mao Zedong, como prefieran) que simplemente los eliminaba o
como el Soviet, que si nos los mataba los enviaba a Siberia, o como Fidel y el
“ché Guevara” que colocaban a los opositores contra el paredón y los fusilaban,
por cualquier mínima diferencia o sospecha. Y como también ocurrió con las
dictaduras de derecha en América Latina, especialmente en Chile (Pinochet) y
Argentina., entre otros regímenes, en los que “desaparecieron” y también
fusilaron a miles de opositores. Así, que la “disidencia” ha sido y es
castigada severamente por todos los regímenes dictatoriales (aunque el término
régimen, en cierta medida los define).
Aquí la “cosa” es más tropical”, si se quiere más venezolana.
No hablo de la oposición, que bastantes muertes han habido, especialmente en el
año 1992, cuando Chávez and company dieron el golpe frustrado. Ya nadie reclama
esas víctimas. Ahora hablan de febrero
de 2014. Unos estudiantes protestando, que se convirtieron en muchos muertos y
detenidos. Hablo del propio poder y de sus allegados, por lo menos en este
artículo.
Así que los personajes de este régimen no desaparecen,
se mantienen, a veces es un enroque. Algunos, los que más saben de las
corruptelas, se mantienen, los cambian de cargos, o desaparecen por “fenómenos
naturales”. Eso es lo que ocurre con
Ramírez. Sabe mucho. No le pueden dar una patada por el rabo como a un perro.
Le dan “una vainita”, pero se imaginan que en todos estos años, “él tiene algo
ahorrado”.
Terminamos con Ramírez y empezamos con Delcy
Rodríguez, su sucesora, por lo menos en el cargo de Canciller. Delcy nació en
Caracas el 29 de abril de 1970. Su
padre, el líder de la marxista Liga Socialista, fue vilmente asesinado en el
año 1976. Entonces regía el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez. Apenas tenía 6 años cuando mataron a su
padre. Luego de graduarse de abogada en la UCV, me imagino que sería (que no lo
dice su curriculum vitae) alrededor del año 1992 o 93, no se registra mayor
actividad en su historia de vida. Pero
su hermano, Jorge Rodríguez, mantenía contactos con la Liga Socialista, en el
que militó Nicolás Maduro, aunque lejos de los predios universitarios, cuya
exclusividad estaba reservada al Meup (Movimiento Estudiantil de Unidad Popular). Ese partido se disolvió y
terminó integrándose al PSUV.
Delcy Rodríguez aparece, de bajo perfil, como Directora de Asuntos Internacionales del
Ministerio de Energía y Minas en el año
2003. Luego se registra como Vicecanciller
de Relaciones en Europa en el año 2005 y posteriormente ocupa cargos por
breve tiempo como Ministra del Despacho de la Presidencia de la República en 2006 (6 meses) y coordinara de asuntos
presidenciales en el 2007.
Chávez, que
andaba con una batería que los demás no resistían, la desalojó del cargo. Posteriormente, en la medida que su hermano
Jorge Rodríguez fue escalando en el poder, la designan como Ministra de
Comunicaciones, cargo que ocupa desde agosto de 2013 hasta octubre de 2.014.
Ahora es la nueva canciller. Parece que es la primera
mujer en Venezuela que ocupa ese cargo. Ella es muy cercana a Cilia Flores, ex
Presidenta de la Asamblea Nacional y del Presidente Nicolás Maduro.
Veremos cómo lo hace en un cargo en el que,
aparte de Nicolás Maduro, que lo ocupó, sin tener grado académico ni
experiencia para ello, lo hizo sin
mayores problemas, especialmente si consideramos que era Chávez quién manejaba
directamente las relaciones internacionales, y los otros eras unos
“mandaderos”. Y además, tendrá que competir, en términos históricos, con
cancilleres de la talla de Arístides Calvani y otras grandes figuras
internacionales, cuyos mandatos colocaron a Venezuela como la mejor diplomacia
en América latina, luego de Brasil.
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