Washington está tranquilo con mercado petrolero

La técnica del fracking ha convertido a los EE.UU. en un gran productor de gas y petróleo, a tal nivel que en muy corto tiempo alcanzará la autosuficiencia energética luego de más de tres décadas.

Las nuevas tecnologías han permitido que el gigante del Norte de América tenga un mejor aprovechamiento de las fuentes de energía, con nuevos materiales más ligeros y con equipos ahorradores, además de las fuentes renovables, viento y energía solar, de menor suministro a vehículos y medios de transporte de pasajeros y cargas, que son casi un 30% más eficientes en el ahorro de energía comparado con hace apenas hace 7 años.

También hay que considerar la producción de biocombustibles, especialmente el derivado, que es el etanol, que actualmente representa la décima parte de las ventas de combustible para vehículos en EE.UU., de hecho, el consumo de combustible cayó 3.7% desde hace 4 años mientras los autos han registrado un mayor recorrido en kilometras o millas, registradas en ese país.

Varias universidades, institutos tecnológicos y departamentos de investigaciones de empresas, estiman que la energía eólica y la captación de energía solar para el consumo energético ya no es ciencia-ficción, es una realidad. Los menores costos, por economía de escala, han permitido que una nueva generación de paneles solares, posibiliten la inversión privada para generación eléctrica especialmente en zonas en las que no llega la energía proporcionada por empresas.

Esta nueva realidad, apoyada por los avances tecnológicos, es la que está permitiendo a EE:UU. auto abastecerse  y además no sentirse presionada por los precios del petróleo de sus acostumbrados proveedores. Por ello, el precio cae, además aunado a otros factores, como es el decrecimiento de China, la India e incluso Europa.

Los grandes productores mundiales de petróleo están conscientes de esta realidad. De allí que Arabia Saudita sacó el cartel de STOP al resto de los miembros de la Opep, a la hora de plantear una reducción en las exportaciones petroleras para reducir producción y aumentar los precios. A ellos les interesa no perder mercado y quieren competir con sus crudos ligeros, cuyos costos son menores a los del fracking para que a corto o mediano plazo, el precio del crudo se eleve un poco más, ya no será a 100, tal vez a ochenta dólares el barril.

¿Qué pasa en Venezuela?

Peor, para países como Venezuela, con crudo pesado y extra pesado, la situación  será más difícil. Por ser poseedores de las “más grande reservas de petróleo del mundo” en la Faja petrolera del Orinoco, el gobierno de Chávez, y ahora de Maduro, se han creído que pueden dominar el mundo. Son reservas probadas pero no explotadas.

 Además, cambiaron el esquema de las asociaciones estratégicas, en las que cobraban un porcentaje de las transnacionales, que hacían la inversión, a empresas mixtas en las que Pdvsa tenía la mayoría accionaria. Sin embargo, al ser Pdvsa mayorista accionario, debe invertir más del 50% en el desarrollo de la explotaciones, divisas que no tiene, y anda pidiendo “cacao”.

Lo mismo ocurre con la exportación de crudo ligero, para ser competitivos  en el mercado mundial. Pdvsa ha estado importando crudo ligero de Libia y otros países para mezclarlo con crudo pesados y hacer una combustible aceptable en el mercado mundial.

Chávez, por sus limitados conocimientos en materia petrolera y económica,  no entendió nunca que la Orimulsión, creada y patentada por la venezolana Intevep (mezcla de crudo con agua y un catalizador) era la gran solución para competir en precios por encima del carbón, ya que las plantas producían electricidad con fuel oil y la orimulsión, a diferencia del carbón es un producto líquido y no sólido, lo que no obligaba a las plantas de energía eléctrica a cambiar su sistema. Y además, si sacamos la cuenta hoy día, resulta que ganaríamos más con la Orimulsión, que con lo que deriva de crudos ligeros en el exterior para mezclarlo con pesados.

Al final, la ignorancia es un factor que prevalece, sobre las necesidades del país.