La Organización
de Países Exportadores de Petróleo, Opep, no intervendrá en el mercado para
reducir su producción y exportaciones ni siquiera si el precio del crudo cae a
40 dólares el barril, lo que representa 20 dólares por debajo del precio
calculado por el gobierno de Venezuela en su presupuesto de ingresos por crudo
vendido en el mercado internacional.
El Ministro de Energía de los Emiratos Árabes
Unidos, Suhail Al-Mazroei, dijo que la producción se mantendrá y que en todo
caso será evaluada en febrero o marzo del año 2015.
Creen los países árabes que el mercado se
repondrá por sí solo, y que mientras tanto mantendrán una producción de 30
millones de barriles diarios, hecho que fue confirmado en la reciente reunión
de la Opep, el 27 de noviembre pasado, aunque esa no sea la producción y
exportación real, ya que Irak está liberada de acatar cuotas, dada su situación
de posguerra y muchos otros miembros, como decían antes, forman parte del “club
de pinochos”.
Ello, además, coincide por lo dicho por el
Secretario General de la Opep, Abdalla El-Bradi y aclaró que no tiene
conocimiento de ninguna reunión de emergencia al respecto, que lo que está programado
es una reunión el día 5 de junio, a pesar de las presiones de Venezuela para
reconsiderar la producción, antes de esa fecha.
Lo cierto es que hay dos tendencias en la Opep,
una de ellas, representada por Arabia Saudita y los Emiratos Árabes, Catar y
otros países, que “están cómodos con el actual precio”, porque al final no
quieren perder mercados y saben que los hidrocarburos extraídos del método
fracking aplicado por las empresas de EE.UU. son más costosos que la extracción
de sus crudos ligeros en el mercado internacional y que además ellos han
invertido sus ingresos suplementarios, dado un barril que perduró durante
varios años a más de 100 dólares, en bonos y otras inversiones en los mercados
internacionales, lo que les brinda un músculo financiero, en cambio de gastarlo, como hizo, por ejemplo,
Venezuela.
Así que Venezuela tendrá que conformarse por un
tiempo, por lo menos un semestre, con el actual precio que representa el 96% de
sus ingresos en dólares.
Esta situación permite vaticinar que Venezuela
recibirá ingresos menores a su cálculo de presupuesto nacional, por lo que
tendrá que seguir endeudándose, incrementando impuestos, vendiendo activos en
el marcado internacional a precio de gallina flaca (por ejemplo Citgo),
postergando las demandas en el CIADI (casi 35 mil millones de dólares) disminuyendo
importaciones por falta de divisas y tratando de ver a quién le cobra sus
acreencias por concepto de ventas de petróleo en los años de vacas gordas y que
ahora son flacas, especialmente a los países de Petrocaribe.
Seguramente no
será Cuba ni Nicaragua, así el pueblo venezolano pase las peores penurias, no
es un asunto económico sino político, en los que “el bozal de arepa” calla
muchas conciencias sobre la represión política y económica que prevalece en
Venezuela.
Esa situación de baja de ingresos permite
elaborar un escenario muy grave para el año venidero, tiempo en el que
seguramente el hecho económico será decisivo para un cambio en la conducción
del país, especialmente si no hubo aprendizaje sobre los ingresos externos ni
sobre las antiguas enseñanzas que el petróleo es un “commodities” que sube y
baja de precios cíclicamente y que para ello se requiere un fondo, que fue
eliminado, para compensar vacas gordas con vacas flacas.
El tiempo lo dirá, si las locuras de CAP en su
Venezuela Saudita de los setenta fueron más productivas en términos de
inversiones, CVG y parques industriales en todo el país, o los gallineros
verticales y los conucos comunales de Chávez. Tal vez, ninguno de los dos sea
la solución, sino un país serio como Noruega. Hay que estudiarlo.
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