Diciembre ha sido una “montaña
rusa”, con mercados angustiados por la abrupta caída del precio del petróleo y
de corredores bursátiles desesperados, apenas con tiempo para asistir a la cena
navideña, que coloca en jaque sus bonos y percepciones anuales, especialmente
en Wall Street y Londres. Luego de grandes carreras, parece que llegó la calma.
Los informes oficiales señalan que Wall Street registró un alza de 5% del PIB
en la economía de EE.UU., en su tercer trimestre y el índice Dow Jones su ubica
en 18.000 puntos, un récord en la historia de la bolsa de Nueva York. Eso
tranquilizó los ánimos y los inversionistas y corredores se aflojaron las cortabas
y disfrutaron de su pavo, junto a su familia.
Aunque la cena de Navidad
fue tranquila, no sabemos lo que ocurrirá en la del año nuevo. Tal vez, los
corredores tendrán que salir apurados de sus casas. En Wall Street colocaron
simbólicamente al tradicional toro, signo de potencia, riquezas, buena suerte.
Sacan cálculos de promedios históricos y se muestran optimistas. Esperan que
las acciones de las empresas pequeñas y medianas sigan subiendo, especialmente al
analizar su comportamiento en el corto y mediano plazo versus el largo plazo de
grandes empresas. Es una cuestión de volúmenes de negocios, no importa si son
grandes o pequeñas empresas, Lo que no
dan los grandes lo pueden dar un gran número de pymes.
Los analistas del Dow Jones
creen que los indicadores muestran un crecimiento continuo desde comienzos de
este mes y que se mantendrá hasta el año nuevo, aunque aclaran que será para el
70% de los casos, con un crecimiento del 0,51”. Lo cierto es que algunos creen
que el precio del petróleo “tocó piso” y que es la hora de invertir. Otros son
más prudentes, especialmente luego de las declaraciones del Secretario General
de la Opep y del ministro de Petróleo de Arabia Saudita, que dijeron públicamente
no importarle si los precios del crudo bajaban hasta 20 dólares el barril.
Por lo pronto los agentes
bursátiles recomiendan a sus clientes invertir a corto plazo en acciones de empresas de consumo
general, en vista de los ahorros en precios del combustible para vehículos y
calefacción de parte de los consumidores, especialmente en líneas aéreas, compañías
de transporte terrestre, alimentos, vehículos e incluso hipotecas de corto plazo.
Otros corredores, más
arriesgados, le dicen a sus grandes clientes, con mayor músculo financiero, que
inviertan en acciones de petroleras y de servicios aledañas, en vista de que
consideran que el bajo precio del petróleo podría revertirse en el segundo
semestre del año venidero.
Esto, motivado al hecho de que si siguen los actuales
precios del crudo, disminuirán su presencia en el mercado las empresas de la
energía ecológica o verde (paneles solares, energía eólica y los hidrocarburos
producto del fracking), que no podrán aguantar la competencia de los
hidrocarburos convencionales, y que han crecido (los ecológicos) debido a un
precio del crudo que sobrepasó los 100 dólares el barril y estimuló la inversión
en nuevas alternativas energéticas. Pero podrían caer, si los productores Opep
y no Opep, siguen a largo plazo las directrices de Arabia Saudita, que quieren
sacar del mercado especialmente el “shale oil” y los productos del fracking.
En el primer semestre del
2015, seguirán los precios bajos, en vista de que en EE.UU. ya están explotando
más de 30.000 pozos de shale oil, ya la inversión se hizo y están “bombeando”, especialemnte en Dakota del Norte y Texas, además de las arenas bituminosas del Canada.
A esto se agrega que China se mantendrá en un 7% de crecimiento y Europa
tratará de estabilizarse, por lo que no se prevé mayor demanda. Es lo mismo que
ocurre en tecnologías ambientales, ya la inversión está hecha. Pero, en el segundo semestre del año venidero,
con este precio del crudo convencional, probablemente se frenen nuevas
inversiones en esos frentes alternativos y regresen a dominar el mercado los
crudos convencionales. Es un problema de músculo financiero. La batalla está
abierta, pero el capital es miedoso. Los que apuesten a largo plazo, a pesar de
las incertidumbres, ganarán.
De hecho, las nuevas
tecnologías, que por cierto detentan los grandes países industrializados y con
los mejores investigadores del mundo, prevén que en un futuro no muy lejano, será el sol
y las energías limpias, las que proveerán las necesidades globales. Mientras
tanto, habrá que ver la batalla en el terreno de “lo que hay”.
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