El Presidente de la República Italiana, Giorgio Napolitano adelantó en
su discurso de fin de año que dejará próximamente el cargo, debido
fundamentalmente a su avanzada edad.
Napolitano tiene 89 años y admite que los
años ya le pesan para seguir asumiendo las grandes responsabilidades que exige
el mandato. Nació el 29 de junio de 1925 en Nápoles y es el onceavo Presidente
de la República y el primero en ser reelegido en el cargo. Probablemente es uno
de los mandatarios en el cargo más longevo en el mundo.
Napolitano es licenciado en Derecho, se destacó en la resistencia antifascista, se afilió al Partido Comunista Italiano (PCI)
en 1945, luego fue electo diputado en 1953 y en el año 1991, al fracturarse el
PCI, se integró al Partido Democrático de la Izquierda (PDS) y representó a
Italia como diputado en el Parlamento Europeo, presidió la Cámara de Diputados
y en el año 1996 fue nombrado Ministro de Interiores por el entonces Primer
Ministro Romano Prodi, en la coalición de centro-izquierda “El Olivo”.
Luego de ser nombrado senador vitalicio, en el año 2006 asumió la
Presidencia de la República. Ahora, le tocará al Parlamento italiano designar a
su sucesor, por lo que las diferentes fuerzas políticas tendrán que llegar a un
acuerdo, aunque todavía la prensa italiana no asoma ningún nombre, dado el
reciente anuncio.
Napolitano, en su discurso de fin de año, invitó a los partidos a
prepararse para seleccionar “serenamente” un nuevo Jefe de Estado. “Hay que
trabajar a fondo con pasión, combatividad y espíritu de sacrificio. Cada quién
que haga lo mejor que pueda” dijo a los italianos. Resaltó la necesidad de corregir varios problemas
urgentes, entre ellos citó a “la criminalidad organizada y la corrupción” que
se deben enfrentar con una base unitaria, en vista que ese fenómeno penetra las
llagas de la realidad encontrando cómplices y solidaridades.
Aprovechó su discurso para solicitar un cambio en las políticas de la
Unión Europea que brinden prioridad al relanzamiento solidario de la economía
de cada país miembro. Criticó las hipótesis de algunos líderes políticos y
económicos de abandonar la moneda única (Euro),
refiriéndose a la “Lega” y a “Forza Italia”, que han ventilado el asunto
públicamente.
Advirtió que no hay nada
más peligroso que ciertos llamados al regreso de las monedas nacionales y a la
desintegración del Euro. Se refirió igualmente al papel de los medios de
comunicación, que deben resaltar y
homenajear a los “italianos ejemplares” y dejar atrás a “los italianos indignos”.