sábado, 17 de enero de 2015

Llegó Maduro: ¿y ahora qué?



La verdad, y en esta nota me permito personalizar, no me importa que Nicolás Maduro haya sido chofer.  Ni tampoco que haya dejado de manejar los buses del metro para convertirse en sindicalista.  Ni que haya militado en la Liga Socialista.  Si nos ponemos a ver, también Lula surgió de las filas sindicalistas de Brasil. Creo que ése no es el problema. Pero hay que considerar que también es un problema de tiempos, lugares  y edad, de cómo cada quién logró ascender al poder.

Lula lo logró por su consistencia en lo sindical y político. Maduro fue designado, sin desmeritarlo, por el dedo de un Chávez moribundo. Seguramente Chávez evaluó, junto con Fidel y Raúl Castro, su descendencia en el poder, como hacían los antiguos monarcas para decidir al sucesor. “Ponemos al que menos nos joda”, habrán pensado. Además, Maduro viene de la “escuela cubana” y eso no hay que perderlo de vista. De una escuela que privilegia la propaganda externa sobre lo interno, cobrándole a los países que apoyan su “mordida”.

Al final, y para hacer breve estos comentarios, tenemos a un ex chofer de Metrobus, que logró presidir la Asamblea Nacional, luego de nada más y menos que la Cancillería y hoy es presidente de Venezuela. Y eso es lo que hay. ¿De qué nos quejamos? De nada. ¿De que Chávez haya visto en pleno una luna llena, quién le indicó quién sería su sucesor? Son frases de moribundos, peores he oído.

Ahora, luego de recorrer países árabes, y regresar dos veces a Rusia para que lo atienda el ególatra de Putin, ex agente de la KBG, Maduro regresa con una carpetica marcada a ver cuántos lotes de hectáreas les va a dar a Rusia en la Faja Petrolífera del Orinoco, y además concederles las concesiones de oro que le había esquilmado a los canadienses, y que han demandado a Venezuela ante el CIADI, cuyos montos de demandas ya alcanzan alrededor de 30.000 millones de dólares.  Y lo demás es para China. Estamos vendiendo la “joyas de la corona”, por un pan arrugado. Así cualquiera vende.

¿Hay todavía alguna resistencia de los venezolanos? Habrá que ver. La cultura, de lo honesto y de lo sabio, tarda en asimilarse en los pueblos, especialmente si dedican todos los días buscar comida. Es un problema de largo plazo, que si no se toman las medidas ahora, tardará más. Al final la gira se limitó o extendió, como lo quieran entender, a comprometer nuestros recursos naturales a futuro para pagar los compromisos de las irresponsabilidades del gobierno, cuyo principal artífice fue el irresponsable Hugo Chávez Frías.


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