lunes, 12 de enero de 2015

Maduro regresará con los bolsillos vacíos

Buenas recepciones pero pocos resultados (Foto Telesur)


Hoy lunes el precio del crudo WTI (West Texas Intermediate) abrió su jornada en 46,72 dólares el barril, lo que hace suponer que la cesta de crudo venezolana se ubicará, de seguir la tendencia en el día de hoy, en menos de 40 dólares el barril, nivel que muestra el nulo impacto producido en el mercado por las gestiones que realiza el Presidente Nicolás Maduro con su gira a Rusia y países de la Opep, al contrario de lo que señala un importante diario venezolano.

De hecho, en su visita a Rusia apenas lo recibió el Vicecanciller de ese país. Putin tiene problemas más urgentes que atender, por las sanciones de Europa y EE.UU. y la caída del precio petrolero (que quiere compensar con mayor producción) y la estrepitosa devaluación del rublo en relación al dólar. 

En China tampoco ocurrió mayor cosa, se ratificaron algunos acuerdos, pero el gigante asiático no se pronunció en relación a posibles aportes de dinero fresco a Venezuela, según la agencia de noticias Xinhua.  En fuentes diplomáticas se señala que China estaría “apretando las tuercas” al gobierno venezolano para que cumpla con los préstamos concedidos (más de 50.000 millones de dólares) y que no dará dinero para “estabilización macroeconómica” a Venezuela, sino a proyectos puntuales y supervisados. Como garantía quieren incursionar con mayor fuerza en la minería (oro y otros metales estratégicos), en las reservas de la Faja Petrolífera del Orinoco y Guayana, para tener mayor injerencia en las empresas básicas y control de resultados de producción y costos.

Por su parte, en Irán le prometieron a Maduro  “el ayatola Ali Khamenei”, que apoyarían acciones coordinadas entre Teherán y Caracas para “revertir la rápida caída de los precios del petróleo” y que pudieran incursionar en producción de medicinas, a través de empresas conjuntas con Venezuela. Hasta allí. La visita de Maduro se da en un momento en el que los dos países, altamente dependientes del petróleo, se enfrentan a la caída mundial de los precios del crudo.

Tampoco el mandatario venezolano consiguió nada en Qatar.  Se reunió con el emir, Tambim bin Hamad al Zani. Ellos siguen las líneas de Arabia Saudita. Han invertido fuertemente en turismo e infraestructura, sus excedentes de ingresos de petrodólares.  Recibieron a la comitiva venezolana,  cenaron en un “banquete de gala”, se tomaron fotos, pero no hay nada concreto en cuanto a reducción de producción petrolera ni gasífera. Le dijeron a la comitiva venezolana que revisarían el asunto en junio, durante la reunión que la Opep tiene prevista en su almanaque.

Hoy, Nicolás Maduro se encuentra, con su numerosa comitiva,  que incluye familiares de altos funcionarios venezolanos, en Argelia, para reunirse con su homólogo, Abdelaziz Buteflika, (a quién el extinto presidente Hugo Chávez nombraba cada vez que se le presentaba una oportunidad).  Pero el comunicado oficial del gobierno argelino apenas dice: ““Las conversaciones entre los presidentes Buteflika y Maduro les permitirán también proceder a un amplio intercambio de opiniones sobre cuestiones internacionales de interés común”.

Diversos analistas señalaron a la prensa internacional que no hay ninguna señal de recortes de la producción en el Golfo Pérsico. Otros refieren que la política de Arabia Saudita es de corto y mediano plazo para desincentivar, con bajos precios, la inversión y producción petrolera que EE.UU. obtiene del fracking, a precios por barril más altos de los que le cuesta a la mayoría de los países árabes.  

El ministro de petróleo saudí, Al al-Naimi, le ha dicho a sus socios de la Opep que no es conveniente reducir la producción de crudo sin importar cuánto caigan los precios, según salió reseñado en medios internacionales. De hecho, la estrategia saudita ha hecho que algunas empresas en Texas productoras de hidrocarburos de esquistos, estén a punto de suspender operaciones debido a los altos costos en relación a la oferta en el mercado internacional, lo que reforzaría más lo acertado de la estrategia saudí.

Los que están perdiendo, como Venezuela y Rusia, son los que creyeron que los altos precios iban a durar para siempre. No ahorraron ni invirtieron excedentes, los inyectaron en su economía, contrario a lo que hicieron en Qatar (turismo), Arabia Saudita (que ha invertido durante muchos años en empresas internacionales altamente calificadas) y Noruega, con el fondo de pensiones más cotizado del mundo) y otros países petroleros, que hoy han diversificado sus ingresos y no sufren los debacles que vive Venezuela.

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