viernes, 2 de enero de 2015

Ángel García Banchs: lo que viene es el colapso

Ángel García Banchs. Foto: Semanario La Razón


Reproducimos, por el interés informativo general, la entrevista que le hiciera  Enrique Meléndez al economista Ángel García Banchs, Director de la firma Econométrica,  en el Semanario La Razón.

A juicio de Ángel García Banchs, director de la firma Econométrica, el hecho de que el paralelo esté por encima de los 150 bolívares, se debe a que el Sicad II se quedó sin divisas, habida cuenta de los pagos de deuda del mes de octubre, que han implicado un recorte de 45 a 15 millones de dólares de entrega al día a través de ese mecanismo.

-¿Es crítica la situación de la economía hoy en día?

— En Econométrica sostenemos que ha llegado el momento en que la economía se va a imponer por encima de la política. Es decir, el paradigma correcto, válido, utilizado hasta hace muy poco, de que la política estaba por encima de la economía ha dejado de tener valor; lo anterior, en el sentido de que la economía hoy por hoy es una restricción, que no era antes.

 Esa regla que yo en otros espacios he denominado como “la regla de oro del petropopulismo” (que el precio del petróleo creciese a un ritmo superior al de la inflación), ya no se está cumpliendo; de hecho, el precio del petróleo está cayendo. La oferta de dólares no está creciendo a una velocidad mayor a la demanda de divisas, y por tanto, el modelo implosiona; ahora la economía pasa a ser una restricción, y se le da la vuelta a la mesa. Mientras que antes era la hegemonía de la política por encima de la economía lo que predominaba, hoy por hoy es al revés. Hoy en el problema el dato es la economía, y la variable que se va a ajustar es la política: ¿Se reformará el chavismo? ¿Habrá un cambio de gobierno? Eso está por verse; esa es la incógnita a despejarse. Pero la economía se va a imponer.

¿En que se fundamenta usted para decir que el 2015 será el año del levantamiento del control de cambio?

Déjame plantear esta analogía. La sensación que yo tengo es que, la gente sabe que vamos mal, pero no cuán rápido, y hacia dónde nos dirigimos. Vamos por un río turbulento; a toda velocidad y a cien metros viene la más alta de todas las caídas, pero la gente no se da cuenta, porque se trata de un río con curvas; lo que viene es el colapso. A lo que me refiero es al colapso o estallido del sistema de precios y cambio; es decir, al final de los controles; lo que para mí se trata de una excelente noticia. Nosotros manejamos muchos argumentos. Yo voy a sostener acá solamente cuatro, por los cuales en Econométrica consideramos que se va a levantar el control de cambio.

El primero de ello es la evolución de los inventarios. En un país normal se tienen de dos a tres meses de inventario de las ventas esperadas anuales. Es decir, un veinte por ciento de éstas. En Venezuela no ha sido así, porque los inventarios constituyeron un mecanismo para conseguir dólares baratos, mientras se garantizaba una ganancia comercial, hasta que apareció la Ley Orgánica de Precios Justos. Nosotros llegamos a tener doce meses de inventarios, un año esperado de ventas en inventarios, una riqueza descomunal en las empresas,producto de que esto era una forma de ahorrar en divisas baratas.

 Las tasas de interés eran y siguen siendo reales negativas, es decir, el costo de oportunidad de tener inventarios es nulo, de hecho, es negativo. Además, había una incertidumbre cambiaria enorme, lo que hacía que, cuando se realizaban esas compras enormes de inventarios, se hacían a gran escala. Llegamos a tener doce meses de inventarios, y luego esos inventarios cayeron, lo cual lo sabemos por una encuesta que realizamos en Econométrica.

Este año se ha tenido una caída de tres meses de las ventas esperadas anuales. Una destrucción de riqueza descomunal; lo anterior, para impedir que el consumo colapse, como de otra forma hubiese ocurrido. Y si en un año se pierden tres meses de inventario, en cuatro meses se pierde un mes. De modo que en el mes de enero de 2015, si sigue el ritmo de destrucción de inventarios, el país tendría, aproximadamente, un poco más de un mes, y en abril estaría estallando el sistema cambiario y precios. Eso se debe a una razón muy sencilla: los inventarios no pueden bajar por debajo de cero.

Repito, vamos por un río turbulento, cuyas curvas no nos permiten saber lo que está pasando; las curvas vienen a significar los inventarios, que aún quedan. No obstante, vamos hacia un colapso, que implica el estallido del sistema de precios y cambio, pues, de lo contrario, los inventarios llegarían a niveles mínimos.

Un segundo argumento que nosotros sostenemos es que la economía venezolana no va a volver a crecer, hasta tanto no se levante el control de cambio. En efecto, la economía está operando como si estuviera en pleno empleo, no porque haya pleno empleo, pues, evidentemente, hay un desempleo enorme y un subempleo aún mayor; pero, sí porque hay cuellos de botella y escasez de materias primas e insumos.

Tercer argumento: a diferencia de hace un par de años, ya los problemas de la economía venezolana no se resuelven con dólares. Si la economía consigue un dólar, cien dólares, un millón de dólares, o decenas de miles de millones de dólares, igual se van por una cañería, dado el exorbitante diferencial cambiario. Dos de cada tres dólares adicionales, según las estimaciones de Econométrica, que se inyecten a la economía, se van en sobrefacturación, y el otro dólar se va en pago de deudas heredadas del pasado. El sistema está tan distorsionado, que no logran convertirse los dólares en mercancía. De hecho, cuando venga el colapso, no servirá de nada tener dólares o bolívares, porque a nivel agregado, ni la moneda local, ni la extranjera, servirán para comprar lo que escasea (dicho de otro modo, los dólares se fugarán cada vez más, dado el descomunal diferencial cambiario).

El cuarto argumento tiene que ver con el aspecto político. Cuando se estableció el control de cambio, sólo los factores de poder accedían a rentas cambiarias; es decir, al diferencial cambiario. Entonces, pocos contaban con estructuras para sobrefacturar. Pero hoy las cosas son distintas. El capitalismo mafioso se tiene que volver productivo, ya que la recesión está afectando su bolsillo.

Por supuesto, la corrupción está en todos los niveles, y el tema central es que los políticos y el capitalismo mafioso tenían un acceso amplio al diferencial cambiario en un primer momento; ellos tenían vínculos con Cadivi y con el Seniat y le daban la vuelta al negocio, sobrefacturando, naturalmente. Pero, hoy día la mayoría de las empresas sobrefacturan en alguna medida. Todo el mundo sabe cómo acceder en mayor o menor medida a las rentas cambiarias. Por lo tanto, la acumulación originaria de capital, producto de esta extracción de rentas cambiarias, ha llegado a un límite, y el capitalismo mafioso se viene ya transformando en productivo.

Esos capitales están invertidos en la construcción de centros comerciales y en industrias. Esos capitales tienen que rentar; si no rentan, disminuyen de tamaño. Ha llegado el momento en el cual el capitalismo mafioso renta menos que el productivo. El problema de estos grupos consiste en legitimarse, y poner a producir esos capitales, que en este instante están registrando pérdidas, a causa de la recesión de la economía.

En conclusión, ya existen los incentivos para levantar el control de cambio, inclusive, desde la perspectiva de factores fundamentales de poder político.

-¿Por qué usted dice que el petropulismo ya se agotó?

— Se mantuvo como modelo político económico hasta el año 2011, cuando comienzan a disminuir las reservas internacionales, y ya se habla del Fondo Chino. Se llega hasta octubre de ese año, posterior a lo cual se queda sin papeles el Sitme, y se dispara la tasa de cambio en el mercado paralelo, hasta febrero de este año 2014, cuando ya está cerca de los 200 bolívares por dólar; lo anterior, a pesar de la aparición reciente del Sicad II, que baja inicialmente la tasa a 63, y que logró controlar por un período muy corto la tasa de cambio en ese mercado.

El hecho de que el paralelo hoy esté por encima de los 150 bolívares, se debe a que el Sicad II se quedó sin divisas, habida cuenta de los pagos de deuda del mes de octubre; lo cual ha implicado un recorte de 45 mil millones de dólares de entrega al Sicad II, el mecanismo a través del cual se controla la tasa mercado paralelo. En vista de que la economía pasó a ser una restricción, el paradigma ha cambiado; hasta el 2011 el socialismo de siglo XXI era sinónimo de bonanza, lo que le permitió a Hugo Chávez internacionalizarse en el mundo de la izquierda; pero posterior a ese período, el Socialismo del Siglo XXI ha sido símbolo de penurias, escasez, depreciación, devaluación, inflación desbordada, protestas y violación de derechos humanos, y esto se debe a que ha implosionado el modelo.

Veamos un ejemplo, el caso de 2010, cuando la inflación se ubicó en 27%; la mayor del planeta. Un año en el que al menos 20 economías del planeta tuvieron deflación y alrededor de 120 economías tuvieron inflación por debajo del 5%. Nosotros tuvimos la mayor del mundo ese año y aquí nadie se enteró. Es que ese mismo año, producto de lo ocurrido en Libia y en Japón, el precio del petróleo se disparó en un 40%, lo que permitió al gobierno amalgamar a los hogares contra la caída del poder de compra de sus salarios vía la transferencia de la renta petrolera creciente.

Eso es lo que ya no puede pasar más, al tomar en cuenta que el precio del petróleo ya no está creciendo, y de hecho está cayendo, en un contexto en el que pudiéramos tener una inflación al cierre de 2014 de aproximadamente 73,5%. En ese escenario hay que hacer un importante ajuste cambiario, pues, si la demanda de divisas crece a esa velocidad interanual, y la oferta de divisas lo que está es contrayéndose, entonces, no hay para donde coger, pues de lo contrario desaparecerán los inventarios.

-¿Qué piensa usted pudiera suceder?

— Algo fundamental a tomar en cuenta es la brecha del déficit fiscal; partiendo del hecho, además, de que el fisco tiene diez años en déficit. En el 2013 se ubicó en 17%; este año se pudiera ubicar en 16%, y, dependiendo de lo que ocurra en el 2015, podría bajar a un 3% en el escenario ordenado; pero de adoptarse el escenario desordenado, entonces, habría una reversión, y de déficit el fisco pasaría a superávit (claro, en ese caso vendería el dólar mucho más caro).

De hecho, en el escenario ordenado el déficit se desplomaría y caería bastante, producto de que el dólar se estaría vendiendo a una tasa de cambio muy superior; eso significaría una extracción neta de liquidez en el sistema, mientras que en el caso del escenario desordenado tendríamos un ajuste de la tasa de cambio descomunal, hasta 90 bolívares por dólar. Significaría, repito, una reversión, pasar de déficit a superávit. Eso sería, ya no sacarnos la plata de los bolsillos, sino arrancárnoslos por completo.

-¿En qué situación se encuentra la liquidez monetaria?

— Venezuela presenta desórdenes fiscales desde mediados de los 70; pero los desórdenes monetarios comienzan a aparecer con la reforma a la Ley del BCV en el 2005; aunque de hecho ya un poco antes, con el millardito; pasando por la aparición del Fonden, hasta la impresión de dinero, para financiar el déficit fiscal a partir de 2011. El porcentaje de la cifra de la liquidez monetaria hoy en día es muy alto; y como seguirá creciendo, el sistema cambiario no se podrá sostener, tanto más puesto que mientras más suba la tasa del mercado paralelo, más subirá la escasez.

-¿Cuáles son sus proyecciones para el 2015?

— En el 2015, con el levantamiento del control de cambio, se transferirá riqueza de empresas hoy beneficiadas, que son, aproximadamente, un 3%, hacia hogares que hoy pueden ahorrar, empresas hoy perjudicadas (97%) y el Fisco. El Fisco eliminará su déficit; la inflación de salarios se ubicará en un 72% y la de los precios en un 125% en el caso ordenado o 190% en el desordenado; por lo tanto, será descomunal; el poder de compra del salario caerá con respecto a los bienes y servicios; pero que crecerá en términos de dólares, al inflarse el salario en bolívares, y desaparecer el mercado negro.
La escasez de dólares y bienes desaparecerá, a partir del levantamiento del control, pues la demanda caerá; eso producirá la mayor devaluación de nuestra historia monetaria. No aumentarán las fugas de divisas; simplemente, porque no puede fugarse lo que no hay o no hay reservas que fugar. En ese escenario, influye también el hecho de la caída de los precios del petróleo, que aceleraría todo. Al cabo de unos nueve meses pudiera haber un repunte de la exportación no petrolera, y el inicio del proceso de acumulación de divisas. En fin, ha llegado la hora de cambiar de paradigma, pues, a diferencia de hasta hace muy poco, ahora en la relación entre la política y la economía, la política ha de pasar a ser el siervo, y no el amo, el medio y no el fin.

 Acudir o no al FMI, el dilema del gobierno

-¿Qué espera Econométrica para 2015?

— Contracción de la actividad económica; ajuste del tipo de cambio oficial, que vendría a ser la mayor devaluación de nuestra historia monetaria; aumento del dólar paralelo, mientras éste exista o hasta que no se levante el control de cambio; aumento de la liquidez monetaria, así como del índice de precios; contracción de las importaciones privadas por el problema del acceso a las divisas, como ha pasado este año, pero más a través de un ajuste en precios relativos. Es decir, un escenario de crisis. Pero la buena noticia es que en las crisis es que se siembran las semillas de las bonanzas futuras. Así que es el momento de tomar buenas decisiones de gerencia, y prepararnos, para una nueva realidad en camino.

En Econométrica nos hemos planteado dos posibles escenarios para el año que viene. En uno de ellos se acude al Fondo Monetario Internacional (FMI), escenario que calificamos de ordenado; y adelanto que esas conversaciones ya se están dando: sé de un colega, cuyo nombre prefiero no mencionar, pero sé, repito, que está viajando constantemente entre Washington y Caracas, a propósito de ese acercamiento de nuestro país al organismo multilateral. Él es el representante oficial de Venezuela ante el FMI.

Según nuestras estimaciones, se requeriría un crédito por al menos unos 17 mil 500 millones de dólares, para que la tasa de unificación cambiaria pueda ser de 50 bolívares por dólar; lo anterior, proyectando liquidez, salarios, y precios para el primer semestre de 2015.

El otro escenario sería el desordenado, aquel en el que no se acude al FMI; en ese caso, la tasa de cambio de unificación sería de 90 bolívares por dólar, una devaluación desorbitante. Por esta vía, la contracción de la economía estaría entre 3 o 4 puntos del PIB; a diferencia del escenario ordenado, en el que estaría entre 1 o 2 puntos. La inflación en el escenario ordenado se ubicaría en 125%, mientras que en el escenario desordenado se ubicaría en 190%.

Ir al FMI representa costo nulo, porque los ajustes de todas, todas, se van a dar; la destrucción de los inventarios forzarán un ajuste en el sistema de precios, y si ya hay que hacer los ajustes, entonces no hay costo por el hecho de acudir al FMI; de hecho, el FMI va a sugerir los ajustes que los mismos técnicos identificados con el oficialismo ya están planteando al gobierno; que, por lo demás, hace caso omiso como siempre.

El salario real caería menos si acudimos al FMI, y la contracción del consumo se pudiera ubicar en ese caso en dos puntos; un poco parecida a la contracción del PIB. Hoy por hoy la gente no llega al nivel de consumo que desearía, y la prueba está en el hecho de que hay mucho dinero represado en los bancos, que no puede convertirse en bienes, habida cuenta de la escasez existente.

En el escenario desordenado la contracción del salario real sería descomunal, 41%, pues si la tasa de cambio pasa de 6,30 a 90 bolívares por dólar, habría una inflación desbordada. Por eso es que es recomendable este acuerdo de financiamiento del FMI, de modo que nos permita una unificación del tipo de cambio a una tasa más baja.




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