Autoridades
del BCV incumplen con la Constitución y las leyes
Salvatore Lo Mónaco.-El Banco Central de Venezuela está obligado a
proporcionar las cifras e indicadores económicos, en los primeros 10 días de
cada mes, que le determina la
Constitución y las leyes de la República, para conocimiento de sus ciudadanos,
especialmente de la utilización de recursos públicos, de los cuales, en
Venezuela proviene el 96% de las divisas por concepto de venta de petróleo.
No lo
está haciendo, no está proporcionando los índices de inflación desde hace 8
meses (INPC) ni los de escasez, ni
siquiera el Producto Interno Bruto (PIB) por lo que deja a la población en la
oscuridad total y los contratos, que se basan precisamente en los índices de inflación, que Venezuela detenta la mayor del
mundo, terminan pactándose a la discrecionalidad de las partes.
De nada sirvió la introducción de un recurso
jurídico de parte de la organización Transparencia Venezuela ante el Tribunal
Supremo de Justicia (TSJ) para exigir que el BCV publicara la inflación.
El inefable TSJ dijo nada más y nada menos
que esa ONG no había aportado ningún elemento de prueba al respecto, es más,
tuvo el descaro de decir que no habían introducido, antes, un requerimiento al
Banco Central de Venezuela para solicitar dichos indicadores, acudir
previamente a la vía administrativa para que les respondiera, cuando cualquier estudiante
de Derecho sabe que esa es una obligación del Instituto Emisor, sin que nadie
tenga que pedirle nada.
Sin embargo, Transparencia Venezuela, luego
de la tozuda formulación del TSJ, se animó, luego de calmarse de paciencia, y
presentó una solicitud, para cumplir con la tarea, ante el BCV, dedicó la
misiva a su Presidente, el matemático Nelson Merentes, para llenar los recursos
de “Ley”, y que, si a él, finalmente, le da la gana, algún día publicará, a
sabiendas que apagó la luz en el país, que no existen cifras oficiales para
poder planificar y mucho menos habrá posibilidades de inversiones, que no sean
comprar productos a punto de vencimiento, a 6,30 Bs por dólar, dejar que se
terminen de vencer en los puertos y, los que hicieron los trámites se metan una
boloña. Ese es el lenguaje que quieren oír y ese es el lenguaje que oyen, si es
que oyen algo diferente a las cifras que tienen en sus cuentas en el exterior.
Pero, en esa operación no están solos. Los
acompaña el inefable presidente del Instituto Nacional de Estadísticas, Elías
Eljuri, para el que Venezuela está de “perlas”, una maravilla. Las más recientes
cifras del Cenda, que es un organismo serio, ubican la Canasta Alimentaria de
agosto en Bs. 28.363,22, un aumento de 32,6% con respecto al mes de julio.
Afortunadamente, para Eljuri y para Merentes,
ya ellos no viven solamente del sueldo de la UCV, unos 9.000 bolívares en
promedio para los profesores. Ingresos que tendrían que acumular, sin gastar
nada de ello, necesitarían 22 meses sin comer, ni nada, para comprar 4 cauchos a
razón actual de 50.000 bolívares cada uno (si es que lo consiguen) para, tal
vez, darle curso a su destartalado Malibú de los ochenta. ¿No sé si me
entiendes, Merentes y Elías? Tampoco conozco si finalmente lo entendió Jorge
Giordani, uno de los grandes responsables de esta situación. Y no me vengan con
el cuento que ustedes viven con 9.000 bolívares mensuales, ni con 20.000 ni con
100.000. ¡A otro perro con ese hueso!
Si no les gustó lo que les dije, acudan a la Susanita,
que me encarcele por 150 años, 9 meses, 14 horas y 20 segundos. Ciao.
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