Salvatore Lo Mónaco. Ayer la cesta petrolera venezolana cerró en 47,89 dólares el barril, bajando de forma estrepitosa. Los motivos son muchos .Entre ellos, la incorporación legal de las exportaciones de crudo de Irán y el menor crecimiento de China y la India. A esto, hay que agregar que tanto EE.UU. como Europa tienen suficientes reservas de crudo para este año.
Por su parte, el denominado esquisto, hidrocarburo proveniente de rocas que contienen petróleo, ya está abasteciendo a los EEUU y los costos de producción han venido disminuyendo, por aquello de la “economía de escala” y porque las inversiones iniciales ya se hicieron cuando el crudo promediaba más de 100 dólares el barril.
Así que, este año, Venezuela, deberá conformarse con un promedio de 48 dólares el barril. No es para llorar. En el último gobierno de Rafael Caldera, el precio se situó alrededor de 9 dólares el barril, y no se veían las colas para comprar alimentos como las hay hoy día. Tampoco había surgido una economía informal, hoy catalogada como “bachaqueo”, que incorpora a miles de familias humildes al comercio informal, a desmedro de los trabajadores formales que no pueden hacer esas largas colas para comprar alimentos e insumos necesarios para la limpieza personal y del hogar. El “bachaqueo” es una de las mayores plagas que le ha caído a este país, ya que no dejan, a los que deben cumplir un horario de trabajo, poder comprar ni siquiera sus alimentos para el sustento diario. Cientos de busetas se estacionan en supermercados en todo el país y de allí bajan personas cuyo único oficio es hacer “colas”, porque antes no tenían ingresos. Eso se ha multiplicado y ya parece ser una “política de Estado”. El objetivo es el poder, ganar elecciones tras elecciones, a cuesta de todo, de que el país se vaya al carajo, con tal de detentar el poder.
No ahorraron ni un medio (la locha ya no existe), se pasaron por el “forro” aquel dicho bíblico de los tiempos de las vacas gordas y las flacas. En el Fondo de Estabilización Macroeconómico (que le han cambiado el nombre) no hay nada. No hubo previsión cuando el barril de crudo sobrepasó los 100 dólares. Esos recursos los inyectaron en la economía y produjeron la actual tasa de inflación, una de las mayores del mundo. Ni de vaina se les ocurrió mirar hacia Noruega, también país petrolero, que sabiamente dirigió sus recursos excedentes hacia las bolsas de valores más retributivas y hoy están cómodos con los ingresos de divisas y tienen el mayor volumen de fondos de pensiones en el mundo.
Estamos como estamos porque hay una gran ignorancia en los estamentos del gobierno en materia económica, ni siquiera Giordani se puede disculpar. Nadie le cree. Manejó la planificación del Estado, sin nunca haber atendido ni siquiera una bodega. Sueños y especulaciones. El eje Orinoco Apure. Un sueño. Laboratorios que al final producen ratones cojos o con anomalías.
Mientras esto ocurre, producto de la ignorancia en materia económica, el país se va a la mierda. Y sí. Es así. No hay otro término para definir en criollo lo que está ocurriendo. No quieren aumentar el precio de la gasolina, que vale menos que un caramelo. No quieren admitir que la política de nacionalizaciones de empresas productivas, no producen un carajo y han jodido a todos aquellos que producían eficientemente. Tampoco van a admitir que este “socialismo del Siglo XXI” no sirvió para nada. Y además, siguen con el empeño de subsidiar a Petrocaribe y al Caricom, cuando esas islas antillanas nos pintan soberana paloma en el caso del conflicto limítrofe con Guyana.
Es como un tipo que se ganó la lotería, y llegan cientos de amigos a “chulearlo” y luego, cuando se acabó lo que había, no hay nadie al lado. Quedaron los restos de la fiesta y hay que pagar la cuenta. Mañana será el ratón.
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