Jorge
Maldonado/Diario la Opinión de Cúcuta. Hace dos meses aproximadamente un conocido apareció
con una gruesa cantidad de bolívares fuertes de alta denominación, era una
considerable cantidad de billetes no de dinero, aclaración necesaria para
alguien que no vive en la frontera con el país donde nació el Libertador y
quizá le pueda parecer difícil asimilar esto (La Opinión es leída en muchos
lugares de Colombia y el mundo).
Eran varios fajos, que de ser de nuestra moneda serían
unos cuantos millones, pero como eran de bolívares fuertes, que de fuertes no
tienen nada, a la tasa cambiaria de ese día escasamente valían doscientos
ochenta mil pesos. Con esa cantidad de bolívares equivalente a casi cinco
salarios mínimos venezolanos se me ocurrió hacer algo curioso: pesarlos en una
balanza digital. Pesaron más de una libra. Al cambio del día de hoy esa misma
cantidad de bolívares Fuertes valen menos de doscientos mil pesos, y solo han
pasado dos meses.
Acto seguido hice una regla de tres para saber más o
menos cuanto pesarían los bolívares fuertes necesarios para comprar el teléfono
celular más costoso del mercado venezolano (según una reconocida página de
internet de comercio electrónico). Pesarían cuatro kilos y medio. Quede
estupefacto ¿Cómo es posible que el dinero necesario para adquirir un simple
celular pese tanto? Y ni que hablar del volumen que ocupa esa cantidad, no se
puede meter en la cartera, tampoco en el bolsillo, toca transportarla en un
bolso o morral.
Con otra regla de tres enseguida calculé el peso de
los necesarios para que un venezolano compre un carro o una casa modesta. Me
dio una cantidad de kilos que no podría trasportar una persona promedio,
empezando que tendría que llevarla en unos dos costales, y que sean bien
resistentes. Ahora imagínense los requeridos para adquirir un bien de más
valor, tendrán que llevarse en una volqueta o tractomula (o gandola, como dicen
en Venezuela).
Si el bolívar fuerte continúa haciéndose débil o
devaluándose, más temprano que tarde en Venezuela veremos lo que sucedió en
Alemania durante la postguerra de la Primera Guerra Mundial: A niños jugando
con los billetes verdaderos como lo hacen con los de mentiras. Cuando nos enteremos
que los venezolanos para comprar un kilo de Harina Pan o un litro de aceite, si
es que logran conseguirlos, deben llevar una cantidad de billetes equivalentes
al peso de dicho artículo, en la hermana República Bolivariana estará por
suceder lo que comenté del país europeo.
Todo esto como que lo previó el desaparecido
presidente Hugo Chávez, por eso suprimió los tres ceros de la moneda, sino la
cosa seria peor, para que se hagan una idea, con los bolívares antiguos una ama
de casa venezolana tendría que pagar 20.000 Bolívares por un kilo de harina de
hacer arepas, y eso con precio regulado, pues en la calle, donde hay más
probabilidades de conseguir los artículos, tendría que pagar por ella unos
80.000 Bolívares o más, y por una caja de tampones de ocho unidades 1.473.000
Bolívares, esto es una barbaridad, algo grotesco, y es precio regulado, o
justo, como dice el gobierno, ¡que tal que no fuera justo!
Lo que no es justo es que los venezolanos tengan que
llevar en su bolsillo unos billetes que cada día valen menos.
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