La economía española confirmó su dinamismo en el tercer
trimestre con un crecimiento del 0,8%, cimentado en la demanda
interior, aunque el desempleo, todavía elevado, se mantiene como la
principal asignatura pendiente para el próximo gobierno.
Estas cifras suponen el noveno trimestre consecutivo de crecimiento
en la cuarta economía de la zona euro respecto al trimestre precedente,
según una primera estimación del Instituto Nacional de Estadística (INE)
publicado este viernes.
La progresión trimestral del Producto Interior Bruto (PIB) se
ralentizó, tras el 0,9% registrado en el primer trimestre y el 1% del
segundo, aunque el incremento interanual es del 3,4%, precisa el INE,
sin detallar la evolución de los diferentes sectores de actividad.
El Gobierno prevé un crecimiento del 3,3% del PIB este año. Así,
España evolucionaría mejor que sus principales socios europeos: Alemania
redujo su previsión de crecimiento al 1,7%, Francia espera un 1,1% e
Italia, un 0,9%.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, convirtió la recuperación
económica en su principal argumento de campaña para las elecciones
generales del 20 de diciembre. "España ha cambiado de cara" tras la
llegada al poder del Partido Popular (PP) en diciembre de 2011, asegura.
Entonces, España atravesaba una dura crisis, provocada por la
explosión de la burbuja inmobiliaria formada durante años de euforia
constructora y su Gobierno sufría una grave falta de liquidez por el
alto déficit acumulado.
Tras la aplicación de duras políticas de austeridad, 2014 puso fin a
cinco años de estancamiento o recesión, con un crecimiento del 1,4% del
PIB.
Esta mejora está cimentada sobre todo por la demanda interior, lo que
se confirmó en el último trimestre, según el Banco de España. Los
hogares continuaron consumiendo aunque el ritmo fue "algo inferior al de
los meses previos al verano", indicó en su boletín económico mensual.
- La incertidumbre emergente: China y Latinoamérica -
Afectados por un altísimo desempleo y ahogados por créditos
inmobiliarios difíciles de reembolsar, los españoles tuvieron que
apretarse el cinturón durante la crisis.
El consumo ahora empieza a recuperarse, ayudado por los bajos tipos
de interés del Banco Central Europeo (BCE) y un mayor acceso al crédito.
Respondiendo a esta demanda, las empresas aumentan sus inversiones.
Durante los próximos meses, el crecimiento "provendrá del fuerte
ritmo de expansión de la demanda nacional", asegura el Banco de España.
En cambio, en el mercado exterior, sustento económico durante la
crisis, se acumulan incertidumbres "por los efectos de la desaceleración
económica global, consecuencia del deterioro en algunas economías
emergentes, particularmente en China", añadió.
Es difícil calcular el impacto económico, pero esta incertidumbre en
China y otros países emergentes podría afectar a los socios económicos
del país, como Alemania, y a las numerosas empresas españolas con
intereses en América Latina.
"España podría ser de los primeros países afectados por el cambio de
ciclo en las economías emergentes", advirtió en un informe Catherine
Stephan, economista en BNP Paribas, aunque las empresas podrían apoyarse
"en un euro cada vez más fiable y las mejoras de competitividad
obtenidas para defender sus cuotas de mercado".
Pero el punto negro de esta recuperación es el desempleo, que "se
mantiene muy elevado", señala la agencia de calificación Fitch. A
finales de año, el Gobierno espera una tasa de desempleo del 21,1%
contra un 27% en los peores años de la crisis.
Fuente: AFP