La guerra
de los precios del crudo entre EE.UU. y Arabia Saludita, favorece a los países
europeos al poder adquirir petróleo a precios más bajos, por debajo de los 70
dólares el barril. Los efectos de esa caída en los precios permitirán al viejo
continente bajar sus índices de inflación, especialmente la inflación
importada y abrirá las puertas a una política más expansiva al dirigir esos
recursos que dedicaba a la importación de hidrocarburos a la activación de la
producción interna.
El ahorro que produce la
caída del precio del barril en casi un 35% para los países consumidores e
importadores puede favorecer el crecimiento económico, especialmente si se
estima que por cada dólar de rebaja estructural del precio del barril se puede
obtener un incremento del PIB anual de 0,3 a 0,5 por ciento, dependiendo de la
influencia de la energía de cada país en sus costos.
Sin embargo, para Europa,
tanto la caída en el precio del crudo como de otras materias primas va a producir
un alivio en las arcas de sus bancos centrales y permitirá reanimar la
producción y las exportaciones, así como el consumo interno.
El impacto del ahorro en materia de egresos
por concepto de compra de crudo, no se verá en el corto plazo, será un proceso
lento para poder realmente verificar sus consecuencias en términos de rebajas
diarias, por ejemplo en el precio de la gasolina, que ya está bajando
ligeramente para los consumidores.
También significa que el
menor egreso de dólares alivia los efectos colaterales del debilitamiento del
Euro y le brinda aire a la banca central europea y en general, a las políticas
expansivas en la economía.
Los economistas de Barclay
consideran que la caída en los precios del crudo tendrá un efecto positivo para
los países importadores de hidrocarburos, especialmente en la diminución de la
inflación importada global, lo que favorecerá las arcas de los bancos
centrales, especialmente el BCE.
También significa que una
rebaja de 10 dólares el barril, como está ocurriendo, empujará el PIB, para Francia, Alemania e Italia y un aumento del Producto Interno Bruto cercano
al 0,3%., mientras que para España y Holanda, el beneficio podría llegar al
0,5% de su PIB.
Ello significa que los
grandes países manufactureros de Europa tendrán un estímulo para las
exportaciones de bienes, si se considera además que la relación euro-dólar ha
caído desde un máximo de 1,39 en marzo a 1,24 actualmente, lo que favorece el
comercio exterior.
Quiénes
pierden?
La caída del precio del
crudo afecta principalmente a los países productores de hidrocarburos en
general, pero especialmente a aquellos cuyos ingresos por concepto de venta de
crudo significa un alto porcentaje de entrada de divisas para su economía, como
es el caso de Venezuela que depende en un 96% de sus ingresos de divisas del
petróleo.
Además, Venezuela no ha logrado expandir su producción ni sus
exportaciones de crudo. Según un plan de Pdvsa elaborado a mediados del año
1990, la petrolera estatal junto con las asociaciones estratégicas estimaba que
para el año 2006, el país estaría produciendo alrededor de 6 millones de
barriles diarios. Eso sin contar la Orimulsión, competencia para el carbón,
tecnología de Intevep, que lograba comercializar el crudo extra pesado,
simplemente agregándole agua y un catalizador, cuya producción además estaba
fuera de las cuotas fijadas por la Opep.
Hoy, según estimaciones de
la Opep y la AIE, apenas estamos exportando 2,3 millones de barriles diarios,
de los cuales alrededor de 700 mil barriles se van para el consumo interno
subsidiado (gasolina) y otros 350 mil b/d se reparten a través de acuerdos como
Petrocaribe, igualmente subsidiados, sin contar la venta de petróleo a futuro
con China, que está hipotecando al país y a la Faja petrolífera del Orinoco.
Es el momento de plantearse
seriamente si no es preferible reactivar la producción de Orimulsión,
considerando que Venezuela tiene las más grandes reservas de crudo pesado y
extra pesado del mundo, antes que adquirir en el exterior crudo ligero, como
está ocurriendo, al importar desde Libia y Rusia varios tanqueros para hacer un
mix que permita vender a mejor precio. ¿Cuánto ingresa finalmente si le
cargamos la compra de crudo ligero al exterior? ¿Será que la simple elaboración
de Orimulsión produce al final mayor rentabilidad que las operaciones que se
están haciendo? Habrá que ver. Pdvsa es una caja cerrada.
Por su parte, países Opep y
no Opep, desde hace muchos años entendieron que el petróleo es un producto, que
como todos los commodities, varían cíclicamente sus precios, y bastante
experiencia y advertencias tienen Venezuela al respecto. Sin embargo, todos los
gobiernos han hecho fiestas en épocas de vacas gordas y luego nos quedamos con
la resaca de las vacas flacas. Especialmente si, como ha hecho este gobierno,
gasta un gran porcentaje de su presupuesto en actividades no productivas y
acosa permanentemente la producción nacional.
Arabia Saudita, por su
potencial de producción, no tiene problemas, ha invertido sus excedentes a lo
largo y ancho del mundo, lo que le produce una renta alternativa al petróleo.
Lo mismo ha hecho Catar, desarrollando el turismo y sectores de servicios. Y otros
países No Opep, como es el caso de Noruega, crearon un fondo de pensiones, tal
vez el que tiene más activos en el mundo, que le posibilita ingresos
importantes y destinan un porcentaje de sus colocaciones a los habitantes de su
país.
Esto, ni para hablar de
Texas, que dedicó sus excedentes petroleros para desarrollar la industria
tecnológica. Diversificar los ingresos, parece ser la palabra clave. Venezuela
no ha hecho nada al respecto, acabó con el FEM y con todos los otros fondos de
estabilización macroeconómica para ahorra divisas y diversificar la economía.
Ahora, con un precio del barril que se acerca peligrosamente a los 60 dólares,
límite que fija el presupuesto del año 2015, en principio no habrá créditos
adicionales, a menos que Venezuela siga comprometiéndose con deudas externas y
abultando así su dependencia económica.
¿Un club
de pinochos?
Luego de concluida la
reunión ordinaria de la Opep, el jueves pasado, a pesar del lobbyng realizado
por Rafael Ramírez, que no es ahora presidente de Pdvsa ni Ministro de Energía
sino Canciller, la gestión resultó en un rotundo fracaso. Arabia Saudita ya
había anticipado que no iba a recortar sus exportaciones. Venezuela salió con
las tablas en la cabeza, a pesar de lo que se gastó en giras y gestiones. Al
final, las exportaciones Opep quedaron en lo que había nominalmente, 30
millones de barriles diarios. Sin embargo, afloró algo interesante. La decisión
es que realmente exporten 30 millones de b/d y no lo que están exportando
actualmente. En otras palabras, la reducción es sobre el excedentes que están
exportando por encima del techo fijado, tanto Irak, Irán y Libia. Habrá que ver
si eso es posible, especialmente si Irak está liberado de cuotas, debido a sus
situación ex guerra y otros países del cartel que exportan más de lo debido.
Sigue el club de pinochos.